Todo empezó con El vampiro vegetariano. Lo escribí a mediados de los noventa y, como los propios vampiros, durmió un par de años en un ataúd de madera: un cajón de la editorial Alfaguara, que enseguida lo aceptó pero nunca encontraba el momento de publicarlo. Por fin me dijeron que saldría en 1998; pero ese año gané el Premio Jaén, otorgado por Alfaguara, con El gran juego, y el premio conllevaba la inmediata publicación del libro. Y como no querían publicar dos libros míos a la vez, pospusieron de nuevo la publicación de EVV. "No haber ganado", me dijeron cuando protesté. Afortunadamente, Marinella Terzi acababa de pedirme un libro para El Barco de Vapor, y le di EVV, que por fin salió del ataúd y del cajón en febrero de 2001.
La primera edición apereció con cubierta e ilustraciones de Meritxell Durán; pero cuando SM decidió publicar toda la serie del Mundo Flotante, les propuse como ilustrador a Miguel Navia, y para homologar los seis libros él también rehizo las ilustraciones y la cubierta de EVV. 
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